Gustav Klimt

Fue uno de los autores más destacados de la última década del siglo XIX  Fue pionero del simbolismo, por lo que la mayoría de sus obras muestran motivos místicos, temas como el erotismo y una estética similar al Art Nouveau, aunque siempre fue fiel a su ideario romántico, recibiendo influencias de artistas como Rodin o Ingres. Klimt entendió los metales como pocos otros artistas de su generación. A pesar de que trabajaba con pintura, tenía una habilidad única de crear la ilusión de metales preciosos, piedras y joyas, Inspirado por los mosaicos bizantinos que había visto en sus viajes. Abanderando el modernismo pictórico, muchos de sus cuadros están llenos de simbolismo en los que la imagen de la mujer juega un papel más que destacado. Las cuatro etapas predominantes en su arte son los retratos, las obras alegóricas, los cuadros de la humanidad y los paisajes. También son de destacar sus dibujos, etapa artística considerada por algunos críticos como lo mejor de su obra. Fue uno de los pocos artistas en Austria que autorizó múltiples reproducciones de su propio trabajo. Y autorizó a otros a reproducir su obra.

 Sus primeros trabajos fueron grandes pinturas murales. Klimt deseaba ser visto como pintor de decoraciones arquitectónicas, mientras estuvo asociado a su hermano, sus trabajos fueron de decoración de interiores. Al originar duras críticas, algunas obras del pintor trascendió los ambientes académicos y alcanzó incluso al Gobierno austriaco provocando una polémica de ecos internacionales. Sus obras eran vistas como provocadoras por una sociedad muy conservadora. Klimt vio amenazada su integridad de artista y como en en Viena había pocas galerías de arte, buscó personas y organizaciones privadas para auspiciar su trabajo. De esta forma surgirá una ruptura en la tradición efectuada por Klimt y otros artistas vieneses, en busca de la libertad artística y la modernidad, para crear libremente, sin tabúes, .Al igual que Freud, Klimt quería poner la sexualidad en la esfera pública.

Los temas que caracterizaron sus obras fueron: el amor, la sexualidad y la muerte.

Su personalidad ha sido una de las más interesantes en el mundo del arte, pero como él mismo decía: “No estoy acostumbrado a hablar en público o a escribir, y menos todavía si se trata de mí mismo o mi trabajo… quien quiera saber algo sobre mí, como artista digno de interés, debe contemplar mis cuadros con atención e intentar reconocer en ellos lo que soy y lo que busco.”

«El Beso»

Klimt creó su más famosa obra en un momento de pánico creativo. En 1907, tal vez para recuperarse de la mala recepción de sus frescos de Viena, Klimt pintaba con furia, pero dudaba de su trabajo. Confesó en una carta: «O soy demasiado viejo, o demasiado nervioso o demasiado estúpido, algo debe estar mal». Pero al poco tiempo, comenzaría la pintura que sería su obra más popular pintado al óleo y pan de oro sobre lienzo en 1908 será su cuadro más célebre del pintor, elaborado en la llamada ‘época de oro’ (1898-1908) de su carrera profesional. mide 1,8 x 1,8 m. y se encuentra actualmente en el Palacio de Belvedere en Viena. esta pintura está llena de significados : el color dorado resalta el motivo central de la misma, que es la unión entre los amantes, que Klimt situó en esa postura para equilibrar la diferencia de alturas. Ambos han dejado de percibir el mundo que les rodea y se dejan caer en un limbo onírico representado por un abrazo eterno que parece ser lo único real en el conjunto de la pintura. Quizás el precipicio, simbolice el peligro al que podría dirigirse la relación, por lo que la mujer se aferra con sus pies a la pradera.

Refleja un choque de estilos artísticos el movimiento Art Nouveau de Viena en la pose de los amantes, las formas con  diseños llamativos de los mantos muestran el impacto del movimiento Arts and Crafts, mientras que el uso de espirales se remonta al arte de la Edad de Bronce.

Retrato de Adele Bloch-Bauer I

De 1907 (oleo y oro sobre lienzo) , este cuadro merece un artículo (o una película) solo para él. De hecho, la película La dama de oro (2015), se centra en esta obra y en el pleito de casi una década entre Maria Altmann (sobrina de Adele Bloch-Bauer) y la República de Austria. El cuadro, que había sido robado por los nazis, pasó a manos de Austria tras el fin de la guerra. La justicia dio la razón a Altmann, quien finalmente vendió el cuadro que ahora puede admirarse en la Neue Galerie de Nueva York.

Es considerada una de sus obras cumbre. Observamos los rasgos típicos de la obra de Klimt, con un gran simbolismo, junto a una ornamentación inspirada en la naturaleza y con un gran colorido. La protagonista mira directamente al espectador, con la cara ligeramente sonrosada y una mirada cómplice, amable y la posición de sus manos, con los dedos entrelazados, muestra seguridad y distinción. En cuanto al ropaje, vemos que es el típico en otras obras del artista, muy innovador para la época.

Adele Bloch-Bauer fue una mecenas de la escena cultural vienesa de principios  del siglo XX. Su padre dirigía uno de los mayores bancos austriacos, garantizándole así una vida de comodidades. Se casó con el magnate azucarero Ferdinand Bloch. Fue una mujer avanzada a su tiempo, ansiosa de libertad y aprendizaje, que se formó a sí misma y se convirtió en la anfitriona de un salón cultural, además de apoyar fervientemente al sufragio femenino. De salud frágil, Adele falleció de meningitis en 1925 con tan solo 43 años de edad.

Retrato de Adele Bloch Bauer II

Oleo y oro sobre tela, obra modernista, pintado en 1912.

Klimt retrató de nuevo a Adele Bloch-Bauer y la comparación de las dos versiones es sin duda el mejor indicador para comprender el cambio experimentado por el estilo del artista. El primer cuadro, realizado en 1907, correspondía a la culminación del «periodo de oro» y transfiguraba la imagen de la modelo en un ídolo pagano, inaccesible y fuera del tiempo. La segunda obra muestra, por el contrario, la figura de una elegante mujer de su tiempo, vestida a la moda. La pose sigue siendo rígida y la protagonista semeja una columna con sus particiones arquitectónicas internas, coronadas por el gran disco negro del sombrero a modo de capitel. El artista utiliza ahora escenas tomadas de las estampas japonesas

Fue una de las obras subastadas por Christie´s, vendida en 2014 por 88 millones dólares a la presentadora y periodista Oprah Winfrey, que la vendió a un comprador chino por 150 millones de dólares.