Clotilde y Joaquín Sorolla

«Pintar y amarte, eso es todo, ¿Te parece poco?»

«Todo mi cariño está reconcentrado en tí»

 (Sorolla [Sevilla] a Clotilde [Madrid, 23 y 24 de febrero de 1908)

Hoy voy a recordar una exposición que pude ver en octubre del 2012 en la casa Sorolla de Madrid «Clotilde de Sorolla»,  34 lienzos, dibujos y fotografías, además de vitrinas con objetos personales y cartas. Me detuve a leer algunos párrafos de las cartas. Arte y Amor en el mismo espacio me pareció un raro privilegio.

Hoy Clotilde y sus hijos serán los protagonistas de esta entrada del blog.

Clotilde es conocida por haber sido la esposa de Sorolla, pero fue muchas más cosas, hija, madre, modelo, economista y mecenas, entre otras. Ella fue la que decidió legar al Estado español la casa en la que la familia había vivido sus últimos años para convertirla en Museo, como Joaquín hubiera querido, y la que generosamente cedió para esa causa espacios y objetos para que hoy podamos disfrutar del Museo Sorolla.

Joaquín Sorolla conoció a su mujer, Clotilde García del Castillo, cuando tenían 15 y 14 años respectivamente. En 1888 comenzaron una historia de amor que les mantuvo unidos hasta el final de sus días. Ni cuando Sorolla estaba de viaje se separaban. Para recortar distancias se escribían una carta al día (una cada uno) contándose los pormenores de la jornada. El artista además le hacía llegar diariamente un ramo de flores. Clotilde es una de las mujeres más retratadas por Sorolla, y su vida puede reconstruirse mediante pinturas y dibujos de los que es protagonista.

La extensa correspondencia entre Clotilde y Joaquín (2000 cartas) se produce siempre que el artista esté de viaje y gracias a ella podemos reconstruir dónde estaba Sorolla en un momento dado, datos sobre obras u otras piezas que hoy conserva el museo y que el artista compra o intercambia con otros compañeros. La primera carta de la que tenemos constancia entre el matrimonio data de 1891, cuando Sorolla ha de abandonar a su familia en Valencia, recién nacida su primera hija, para instalarse en Madrid y seguir pintando.

«Madre«de 1895- (óleo s/ lienzo 125 × 169 cm), es una de las mas bellas de Sorolla. Ejecutada a raíz del nacimiento de su hija menor, Elena y expuesta en el Museo Sorolla de Madrid.

Muestra en una escena íntima a la esposa de Sorolla, Clotilde García del Castillo, que reposa tras el parto. Las cabezas de madre e hija, emergen “suavemente” entre las sábanas y almohadas. Entre el sueño y el agotamiento, la una vuelta hacia la otra, envueltas en un mar de blancos, cuya variedad resulta asombrosa. El lienzo, además de ser un alarde técnico, es uno de los mejores ejemplos de la capacidad de Sorolla para transmitir, mediante su manejo de la luz y el color, intensas sensaciones físicas y climas anímicos intensos; es una escena íntima, a través de la emoción del pintor.  Sorolla ha creado una escena cargada de ternura y delicadeza.

Joaquín Sorolla se forma a partir de 1878 en la Escuela de Bellas Artes de Valencia. En 1885 consiguió una pensión para continuar sus estudios en Italia, residiendo en Asís, desde donde viaja también a París. A partir de 1889 se establece en Madrid junto a Clotilde. Para el la pintura lo era todo; para él pintar era vivir, una función vital tan importante como la respiración. Trabajó algún tiempo como fotógrafo, lo que le hizo comprender a fondo la composición y a su vez, enamorarse de la luz. Su obsesión por la luz le llevaría a trabajar sin descanso hasta conseguir capturarla en sus telas. Su obra es el resultado de esa intensa búsqueda.

De 1904 es ‘Clotilde en la playa de la Malvarrosa’, (oleo /lienzo de 129 x150cm) el primer retrato importante de Sorolla pintado al aire libre, modalidad en la que será un indiscutible maestro. En este lienzo Sorolla fusiona el retrato con la pintura al aire libre, una fórmula que aplicará preferentemente a su familia. Sus tres hijos, familiares y amigos eran los modelos preferidos del pintor. La luz de la tarde refleja en el traje blanco de Clotilde inesperados tonos de malva, azul y verde, mientras que su rostro se insinúa a través de la sombrilla.

Fue el filántropo, hispanista y poeta estadounidense Archer Milton Huntington el que invitó a Sorolla y a su mujer a Nueva York por primera vez en 1909 para exponer sus obras en su fundación, la Hispanic Society de la ciudad. Y esto le abrió las puertas del mercado americano. Pasaron largas temporadas en Valencia con sus respectivas familias mientras Sorolla pintaba algunos de sus mejores cuadros. «Sin ella Sorolla seguramente no habría llegado a donde ha llegado”, escribió Huntington.

En 1906, poco antes de la exposición individual de París, Sorolla pinta uno de los mejores retratos de su mujer en su estudio: ‘Clotilde con traje negro’, la imagen perfecta de la mujer del artista que ha triunfado. Tras el éxito de su exposición de París de 1906 y hasta 1911, Sorolla realizará algunos de los más esplendorosos retratos de su mujer y sus hijas, muchos de ellos ya al aire libre. Sorolla dibujó en múltiples ocasiones a su mujer.

En menos de 50 años de trabajo pintó casi 3.000 cuadros. Sorolla vivía para pintar. Empezaba a hacerlo a primera hora de la mañana y sólo paraba a la una para comer y dormir la siesta. Si alguien quería acceder a su lugar de trabajo tenía que esperar a que él le abriese.

Se le conoce como el pintor de la luz pero también lo fue de la moda. Sorolla fue un cazador de tendencias, y un esteta que cayó rendido ante las creaciones de los modistos más vanguardistas y rompedores de finales del XIX y principios del XX, unos años de cambios decisivos para la moda. Sorolla viajó a Londres, Nueva York, Washington, y estuvo en el París de la Exposición Universal de 1889, cuando se inauguró la Torre Eiffel. En esos viajes compraba vestidos y complementos para su mujer y sus hijas, pues sabía sus tallas. Tenía claro el efecto que deseaba conseguir al plasmar las telas en sus lienzos.

También dejan claro el amor de Sorolla por la figura de la mujer y su afán por pintarla de forma poderosa. fue el primer «personal shopper»de la historia.

María vestida de labradora valenciana«, pintado en 1906, en el jardín de su casa, es uno de sus retratos mas extraordinarios y audaces . Sorolla lo definía como “una impresión de luz”, y lo consideraba una de sus mejores obras. La impresión de la luz sobre el colorido de las plantas y del jardín son la esencia de los planteamientos «fauvistas» y se convierte en la expresión absoluta de la pura pintura .

«Elena Sorolla en la playa«. Pintado en 1909, (oleo s/tela de 2,00 x1,20m). está dominada por el color azul del mar y del vestido de la joven, blanco teñido de azul por efecto de la luz del atardecer y del reflejo del agua.

la obra de Sorolla no se limita a marinas, playas o figuras al borde del mar. Como pintor fue también un magnífico retratista y un singular captador de escenas costumbristas.

«Corriendo por la playa” . Durante el verano de 1908, en que se instaló junto con su mujer y sus tres hijos en la playa de Valencia, Sorolla realizó algunas de sus más hermosas escenas de playa en plein air, que dirían los franceses y muy ágilmente, como hacían los impresionistas. De cerca sólo vemos pinceladas de colores puros. Es de lejos donde empezamos a ver la obra en su conjunto y a comprender porqué Sorolla era tan bueno. El artista sabía muy bien que las cosas no llegan a nuestros ojos con su forma propia perfectamente definida, sino que llegan alteradas por el ambiente y la luz que las rodean.

Su prodigiosa memoria visual le permitió adoptar una de las consignas del impresionismo: captar instantes y exteriores efímeros y convertirlos en obras de arte. Sorolla era capaz de recordar la luz y el movimiento de una escena a partir de un solo instante y de plasmar después dicha escena en su estudio.

 «Paseo a orillas del mar«, (Óleo sobre lienzo205 x 200) pintado en la playa de Valencia en 1909 después de haber cosechado grandes triunfos en Estados Unidos, es sin duda una de las obras más representativas del pintor y de su Museo.

El agua y la arena de la orilla, resueltos en largas pinceladas azules, malvas y turquesa, se convierten en un abstracto telón de fondo para las refinadas figuras de su esposa y su hija María. La sugestión de la brisa en el ondular de los vestidos intensifica la impresión de fugacidad momentánea en la toma, a lo que contribuye también el uso de encuadre fotográfico que corta la pamela de Clotilde y deja una franja vacía de arena en la parte inferior.

El estudio de su casa museo está presidido por el cuadro «Clotilde con traje gris»(1900 .-178,50 cm x 93 cm) De todas las imágenes de Clotilde que dejó Sorolla, seguramente ésta sea la más amable y risueña. Clotilde tiene treinta y cinco años. Es un retrato plenamente 1900, que recuerda el estilo de Ramón Casas: sencilla la organización espacial, fluido el dibujo, gama de color apagada. La elegancia natural de Clotilde aparece perfectamente encajada con su entorno.

En 1911, Sorolla tenía todo lo que para él era importante: como pintor había obtenido todos los premios y galardones ambicionados, y en los últimos años había conseguido definitivamente el reconocimiento del público en España, en Europa y en América, lo que se traducía en una desahogada situación económica. Para colmo de felicidad, sus hijas se encaminaban, como él, por los senderos del arte, María pintando y Elena dedicándose a la escultura.

Con parte del dinero ganado en esos años, había hecho realidad su sueño de tener una casa y estudio que se ajustasen a lo que él deseaba: que su vivienda fuese de algún modo un reflejo de Valencia y que en sus jardines hubiera una una mezcla de jardín andaluz con toques valencianos y algún detalle clásico como recuerdo de su vida en Italia.

El último año de su vida de pintor Sorolla lo pasó en Madrid impartiendo clases como profesor de colorido en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y disfrutando de la paz de su casa mientras pintaba multitud de cuadros de los jardines de su casa que había diseñado para ese fin.

Su obra abarca casi tres mil pinturas, más de veinte mil dibujos y bocetos.

Sorolla fallece en Cercedilla en 1923, dos años después de darle un derrame cerebral en su jardín, mientras pintaba un retrato. Clotilde decidió donar todos los cuadros de su marido, una pequeña gran fortuna, al estado para convertir su legado en un museo abierto a todos. Le sobrevivió 6 años nada más en los que siguió siendo fielmente discreta pero contundente en la defensa de la obra de Sorolla.

Clotilde de Sorollahttps://www.huffingtonpost.es/2014/12/03/curiosidades-sorolla_n_6261466.html// https://www.alejandradeargos.com/index.php/es/completas/32-artistas/41818-joaquin-sorolla-biografia-obras-y-exposiciones// https://blogs.vanitatis.elconfidencial.com/famosos/life-style/2021-07-12/joaquin-sorolla-clotilde-amor-pintura-arte-historia_3172367/// https://blog.elufv.es/martes-clotilde-con-traje-gris/

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