En este mes mis cuadros continúan colgados de las paredes del restaurante «Entredós» donde me he sentido como en casa por la cálida acogida de Armando y muy arropada por todos los amigos que me han ayudado y acompañado en esta aventura.
Ha sido toda una experiencia, he aprendido y superado el «pánico» inicial. Siento que ha valido la pena. Lo bueno y lo malo: que muchos de ellos se me han independizado. Creo que estarán allí hasta fin de mes.
Ahí van unas imágenes








